En el ámbito clínico, la cavidad abdominal se divide en nueve regiones para facilitar la localización de órganos abdominales o áreas dolorosas:
- Hipocondrios derecho e izquierdo.
- Flancos derecho e izquierdo.
- Fosa iliaca derecha e izquierda.
- Epigástrica.
- Mesogástrica e hipogástrica.
Estas regiones están definidas por cuatro planos: dos horizontales, el plano subcostal (a través del borde inferior del 10.o cartílago costal) y el plano intertubercular (a través de los tubérculos ilíacos); y dos verticales, los planos medioclaviculares, que se extienden desde el punto medio de las clavículas hacia los puntos medioinguinales.
Para propósitos de descripción clínica general, la cavidad abdominal se divide en cuatro cuadrantes: superior derecho, inferior derecho, superior izquierdo e inferior izquierdo. Estos cuadrantes están definidos por dos planos: el plano transumbilical, que pasa a través del ombligo (L3), y la línea media corporal, que se extiende longitudinalmente a través del cuerpo, dividiéndolo en dos mitades.
El termino pared anterolateral del abdomen surge debido a que el límite entre las paredes laterales y anterior es indefinido. Esta pared se extiende desde la caja torácica hasta la pelvis y se encuentra limitada superiormente por los cartílagos de las costillas 7.a-10.a y la apófisis xifoides, e inferiormente por el ligamento inguinal y los huesos de la pelvis.
La pared anterolateral del abdomen se compone de diversas capas que desempeñan roles cruciales en su estructura y función. A continuación, se detallan estas capas:
1. Piel y Tejido Subcutáneo:
- La piel se une de manera laxa al tejido subcutáneo, salvo en el área del ombligo, donde se adhiere de manera firme.
- Superior al ombligo, el tejido subcutáneo se sitúa profundamente a la piel y contiene grasa en cantidades variables.
- Inferior al ombligo, el tejido subcutáneo se divide en dos capas: una capa superficial adiposa (fascia de Camper) y una capa membranosa (fascia de Scarpa).
2. Músculos Abdominales:
- Las descripciones detalladas de los músculos de la pared del abdomen se presentarán más adelante.
3. Fascia Endoabdominal:
- La fascia endoabdominal es una lámina membranosa que recubre internamente la pared del abdomen.
- Se nombra según el músculo o la aponeurosis que cubre; por ejemplo, la porción que recubre la superficie profunda del músculo transverso del abdomen o su aponeurosis se conoce como fascia transversal.
4. Grasa Extraperitoneal:
- Entre el peritoneo y la fascia transversal existe una cantidad variable de grasa extraperitoneal, que contribuye a la separación de estas estructuras.
5. Peritoneo Parietal:
- Finalmente, el peritoneo parietal, una membrana serosa, tapiza la cavidad abdominal y se sitúa internamente a la fascia transversal.
En la pared anterolateral del abdomen, se encuentran cinco músculos, distribuidos de manera bilateral, destacando tres músculos horizontales y dos músculos verticales.
Músculos Horizontales:
- Oblicuo Externo del Abdomen:
- El oblicuo externo del abdomen, el músculo más superficial, presenta fibras que discurren inferomedialmente, creando una dirección diagonal hacia abajo.
- Su borde inferior se engrosa y se convierte en el ligamento inguinal.
- Oblicuo Interno del Abdomen:
- El oblicuo interno del abdomen, ubicado en posición intermedia, despliega sus fibras en abanico. Las fibras superiores son perpendiculares, mientras que las inferiores son paralelas a las del oblicuo externo del abdomen.
- Transverso del Abdomen:
- El transverso del abdomen, el más interno de los músculos horizontales, presenta fibras que, excepto las más inferiores, discurren más o menos horizontalmente.
Músculos Verticales:
- Recto del Abdomen:
- El recto del abdomen, un músculo largo y ancho, se encuentra mayormente contenido en la vaina del músculo recto del abdomen.
- Piramidal:
- El piramidal, un pequeño músculo triangular, está presente en la pared abdominal, aunque en alrededor del 20 % de las personas puede estar ausente.
Esta compleja red muscular contribuye a la estructura y función de la pared anterolateral del abdomen, ofreciendo estabilidad y movilidad a esta región anatómica.
La vaina del músculo recto del abdomen es una robusta envoltura aponeurotica compuesta de aponeurosis entrelazadas derivadas de los músculos horizontales del abdomen, entre las líneas medioclavicular y media corporal.
- El contenido de la vaina de los rectos incluye:
- Músculos recto del abdomen y piramidal.
- Arterias y venas epigástricas superior e inferior, anastomosadas.
- Vasos linfáticos.
- Nervios subcostales (porciones distales de los ramos anteriores de los nervios espinales T7-T12), inervando los músculos y la piel suprayacente.
Las aponeurosis se entrelazan, dando lugar a un rafe en la línea media conocido como la línea alba, que se extiende desde el proceso xifoides hasta la sínfisis del pubis.
En individuos bien definidos muscularmente, surcos cutáneos curvos, llamadas líneas semilunares, delimitan los bordes laterales del recto del abdomen y la vaina del músculo recto del abdomen.
Alrededor del ombligo, encontramos un punto de transición anatómico crucial conocido como la línea arqueada.
- Superior a la línea arqueada, la vaina de los rectos está conformada por:
- Lamina anterior: Aponeurosis del oblicuo externo del abdomen, división anterior de la aponeurosis del oblicuo interno del abdomen.
- Lámina posterior: Aponeurosis del oblicuo interno del abdomen y aponeurosis del transverso del abdomen.
- Inferior a la línea arqueada, la aponeurosis de los tres músculos pasa anterior al músculo recto del abdomen, formando la lámina anterior de la vaina del músculo recto. Solo la fascia transversal cubre posteriormente el músculo recto del abdomen, es decir:
- Lamina anterior: Aponeurosis del oblicuo externo, del oblicuo interno y del transverso.
- Lámina posterior: Fascia transversal.
Defectos congenitos de la pared abdominal
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Onfalocele: Una condición donde las vísceras se hernian a través del ombligo, quedando cubiertas por una membrana amniótica delgada. El tamaño del defecto puede variar, desde pequeñas protrusiones que involucran solo algunas asas intestinales hasta casos más complejos que incluyen la mayoría de las vísceras abdominales, como el intestino, estómago y hígado.
Los recién nacidos con onfalocele tienen una alta incidencia de otras anomalías congénitas, afectando hasta el 70% de los casos.
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Gastrosquisis: Otra condición de herniación, pero a diferencia del onfalocele, no hay una membrana que cubra el intestino. Se caracteriza por la protrusión de las vísceras abdominales a través de un defecto en la pared abdominal, comúnmente en el lado derecho del ombligo.
Los lactantes con gastrosquisis presentan inflamación en los intestinos, secundaria a la exposición directa al líquido amniótico (peritonitis química). La incidencia de anomalías congénitas asociadas en casos de gastrosquisis es menor, alrededor del 10-15%.
Es crucial señalar que, en términos de pronóstico, Gastrosquisis generalmente tiene un mejor pronóstico que Onfalocele. Esto se debe a que, en la gastrosquisis, los órganos afectados no suelen presentar malformaciones graves y tienen una mejor capacidad para funcionar después de la reparación quirúrgica. En cambio, en Onfalocele, la persistencia de la herniación y la posible asociación con malformaciones cromosómicas pueden afectar el pronóstico de manera más significativa.
Técnicas de Incisión Quirúrgica en el Abdomen
Los cirujanos emplean diversas técnicas de incisión quirúrgica en el abdomen para acceder a la cavidad abdominal. La elección de la incisión para un procedimiento se basa en varios factores:
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Exposición Adecuada: La elección de la incisión se basa en permitir una exposición adecuada de la víscera a operar.
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Efecto Estético: Se considera el mejor efecto estético posible al seleccionar la incisión apropiada.
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Ubicación del Órgano: La localización del órgano influye en la elección de la incisión.
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Preservación Anatómica: Es fundamental preservar la anatomía del sitio durante la intervención.
Los cirujanos prefieren separar los músculos en lugar de realizar cortes que causen necrosis irreversible de las fibras musculares. Se sigue la dirección de las fibras y se evita dañar los nervios, con excepción de las fibras musculares del recto del abdomen, que pueden seccionarse entre las inserciones tendinosas.
Existen tres tipos principales de incisiones:
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Incisiones Longitudinales: Incluyen la mediana y paramedial, ideales para exploraciones porque proporcionan una exposición adecuada de las vísceras y permiten un acceso ampliable según sea necesario, minimizando complicaciones.
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Incisiones Oblicuas: Realizadas en la dirección de las fibras musculares para minimizar el daño nervioso, como en apendicectomías (incisión de McBurney) y colecistectomías.
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Incisiones Horizontales: Empleadas en intervenciones ginecológicas y obstétricas, como la cesárea.